viernes, 1 de febrero de 2013

Los años pasan más rápido que los años

Un día, le pregunte al Tommy (sin esperar respuesta) “Qué es esto?”
“Una cosa antigua de donde sale música”, me respondió bien suelto de cuerpo.
Efectivamente, era un pijama de niñita, tamaño 6, con el dibujo de un cassette en el mismo estilo de Olivia Newton-John cantando Physical.

Y pensé en los ‘80s. Y luego pensé si alguna niñita de 6 años realmente quisiera tener un pijama así. Y luego saqué la cuenta. Y luego pensé que ha pasado una cantidad de tiempo horrorosa y que si alguien compra ese pijama será alguna mamá como yo, que creía que los ’80s estaban a sólo un abrir y cerrar de ojos.

Y fui pensando y la situación empeoraba. Pensé en cómo era la vida, nuestra vida; y cómo es ahora la vida, nuestra vida.
Pensé en el primer teléfono con botones que tuvimos en mi casa (ya no se podía marcar equivocado ni quebrar una uña metiendo mal el dedo). Pensé en los relojes con calculadora. Pensé en los despertadores que sonaban todos iguales. Pensé en cuánto me demoraba en grabar un cassette con la música de moda (corriendo a poner “rec” cuando ponían una buena en la radio). Pensé en mis clases de computación, en que después de 30 minutos escribiendo comandos raros, salía mi nombre golpeándose en la pantalla. Pensé en mi cámara de fotos Pocket, que aunque uno viera todo equilibrado, las personas salían siempre al lado derecho (si es que alcanzaban a salir. Y uno no se daba cuenta hasta mucho tiempo después cuando revelaba el rollo). Pensé en como quedaba de cansado el brazo si había que subir o bajar muy rápido la ventana del auto.  Pensé en cuantas teleseries vi, por la pura lata de pararme y cambiar el canal, después de que había terminado “Los Pitufos” (si es que la antena estaba en la posición justa y se veía algo). Pensé en la primera vez que le dije a mi mamá que había unos computadores modernos y que se enfermaban con virus…

Se suponía que la generación moderna éramos nosotros. Era obvio que nuestros padres crecieron lejos de la tecnología y la onda vanguardista. Pero parece que algo salió mal y quedamos antiguos nosotros también.
La vida va tan rápido, que casi no me di cuenta que los ‘80s quedaron en el siglo pasado. Va tan rápido, que he estado más tiempo frente a un computador que a una máquina de escribir.
Va tan rápido, que con un solo click esto volará al espacio y regresará a quién sabe qué pantalla muy lejos de aquí.


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