martes, 2 de julio de 2013

Consecutividad


Al parecer, en estos días nada pasa sin una razón, ni deja de tener repercusión en otra cosa. Al menos es lo que yo he podido concluir después de una serie de hechos extraños que han invadido mi vida. Digamos, estamos rodeados por el efecto dominó.
Creo que fue esta ciudad la que me hizo pensar en eso, para lo cual primero llegue aquí. Lo que ya es muestra de la consecutividad a la que me refiero.


Una de las primeras cosas que vi al llegar por primera vez aquí – aparte de un exceso de verde en el paisaje – fue una tremenda serpiente muerta (menos mal) en el estacionamiento del hotel. Era negra y fea, casi consumida por el calor de la época, y en su cara todavía se podía notar un poco de malicia. Porque aunque después me dijeran que esa raza no es venenosa, eso no es justificación para que no haya sido mala. Así mismito pasa con las personas, que aunque no poseen veneno en sus dientes, algunas son malas igual, malas de adentro… En fin, a raíz de ese cadáver es que empezó este círculo sin fin de explicaciones; que es una muestra de que esta vida en realidad no tiene principio ni fin absoluto. Pero este aspecto tan serio de la vida, se ha vuelto lo más gracioso de lo que he podido ser testigo, y me tomaré la libertad de transcribir algunas de aquellas frases reales que lo sostienen.

“…En esta ciudad debes estar atenta porque hay muchas serpientes, y algunas de ellas son de jardín, inofensivas, pero otras altamente venenosas. (y yo puse cara de lagartija)
Si, ella tiene razón -dijo otra- pero para eso lo mejor es tener un gato, porque dicen que ellas huyen con el pipi de los felinos. (y yo puse cara de sorpresa primero, y luego de asco de pensar en un jardín entero con olor a pipi de gato, y luego cara de indiferencia, porque no me gustan los gatos)

Pero saben -dijo una tercera- dicen que es bueno tener alguna que otra serpiente en el jardín, porque ellas se comen a los ratones (y yo puse cara de pensamiento porque pensé que con un gato ya no era necesaria la serpiente), y si hay un perro significativamente grande, tampoco habrá ardillas. (y pensé en lo dulce que sería tener ardillitas en el jardín, basándome en los programas infantiles de TV; porque en la vida real, puedo decir que son desagradables)"

Yo quise hacer mi aporte en eso de las consecuencias y dije que era bueno tener perejil y así los conejos (sí, tenemos conejos por toda la ciudad) no se acercan a las huertas de jardín, porque para ellos es mortal. (Aunque no mencioné que los gusanos se comieron por completo mi rúcola. Pero ahora que estamos llenos de topos, espero que se coman todos los gusanos y así mis verduras no corran riesgo. Me gustó lo de la consecutividad).
Tampoco quise decir que si no habían serpientes que se comieran los ratones, al menos podíamos estar seguros de no tener elefantes, porque no tengo información certera de que abunden por esta zona; que sería prácticamente el único animal del Arca de Noé que decidió no vivir en Sumter.


Un día, esperaba en la cola del supermercado, y fui testigo de la consecutividad nuevamente. O quizás de la estupidez humana… basada en la consecutividad.
“… esta humedad me tiene loca, mira mi pelo! Está todo alborotado, no tiene forma, no es liso ni ondulado… odio este clima!
Y tú mira el mío! Yo solía tener el pelo lacio y brilloso, aquí es esponjoso y grasiento. Que horror amiga!
Pero sabes, hay un liquidito que hace lo puedas alisar más rápido y mejor. En serio? Y cómo funciona? Mira, pones el líquido y pasas el secador de pelo con un cepillo ancho.
Lo que sí, el secador te resecará la piel, entonces antes de hacerlo ponte mucha crema en la cara y evitarás las arrugas.
Pero sabes que ayer leí un reportaje que decía que vivir en una ciudad de clima húmedo, ayuda al cutis y las mujeres envejecen menos porque es una forma natural de evita las arrugas.
Qué maravilla! Entonces somos afortunadísimas de vivir aquí!! Amo esta ciudad! Y yo amo el clima húmedo! Sí! Sí! –risas y abrazos-"
(Y yo puse cara de haberme perdido en medio de la conversación que espiaba)

Y como buena chilena, sigo la consecutividad criolla de mi país, y me importan un bledo las estaciones del año y las tormentas eléctricas de verano. Igualito a como mi amiga chilena en Centroamérica, que aunque haga un calor y una humedad de locos, si está lloviendo, se hacen sopaipillas, pasadas o con pebre señores! He dicho. Y punto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario