Hoy me levanté con ganas de escribir, sin saber qué
exactamente, pero si sé que tenía esas ganas. Es curioso cómo funcionan los
humanos.
Más curioso se me hace pensar en esos humanos que, llueva o
truene, se levantan y hacen ejercicio.
Los admiro, porque yo jamás he sentido esa
necesidad, ni el llamado del más allá de ser espartana o la tan renombrada “satisfacción”
después del deporte.
Por qué hacer deporte si se puede conversar, pasear,
descansar o simplemente hacer nada?
Cuánta gente estaría hirviendo si lee esto que acabo de
escribir? Ja, me gustaría ver esas caras, esos ojos exaltados, esos músculos
comprimidos (músculos que conllevan mucho ejercicio y trabajo claro) y las
ganas de tirarme a la hoguera, como cual hereje del mundo sano y deportivo…
Pero no. No soy deportista. Nunca lo he disfrutado, a no ser
que vaya acompañado de una gran diversión. Como aquellas veces que yo misma organicé
tardes de patinaje cuando los patines estaban olvidados entre los 80’s y los de
ruedas en línea. O las veces en que animé a varios a ir a esquiar a la nieve,
aunque yo no sabía esquiar. O cuando hice funcionar músculos que ni sabía que tenía
por ir a patinar en hielo con cachos de renos (aunque lo de los músculos activados
era para mantener los cachos derechos en la cabeza, más que para el patinaje en
sí). También he disfrutado de tardes enteras nadando en la piscina y salir
arrugada del agua y nadando en la playa y salir revolcándome a la orilla. También
debo confesar que disfrute corriendo en un parque varias veces a la semana, con
una temperatura estupenda y una brisa energizante. También me gusta caminar
absolutamente todo el día si estoy de turismo, conociendo las maravillas que
este mundo tiene repartidas por todas partes (si estaría todo junto, sería
mucho más fácil). Pero lejos, lejos, lo que más he disfrutado es mi bicicleta;
la que por cierto use hasta los 8 meses de embarazo, porque como no soy deportista,
me era más fácil pedalear que caminar con esa tremenda guata.
Pero no. No soy deportista. Y nunca lo seré. Y no por eso me
siento mal al ir contra el mundo entero que dice que hacer deporte hace bien. Pues
yo sostengo que hace mal.
Hace mal porque es como una droga, y el día que no se
practica la gente anda de mal humor, como que algo le faltara, con toda esa energía
dentro, sin saber por dónde sacarla. La gente siente que no puede pensar, que
no tiene las ideas claras. Siente que el día quedo incompleto y queda con el
cargo de conciencia de no haber dado más de sí.
Entonces, en vez de
eso, yo tengo siempre un chocolate a mano. Cada vez que estoy de mal genio: contar
hasta 10 y un chocolate. Cada vez que no sé qué decisión tomar: cerebro claro,
pensamiento aislado y un chocolate. Si siento que mi día ha estado incompleto:
nunca es tarde para comer un chocolate a última hora. Y si estoy con mucha energía
que debo liberar: nada mejor que darle unos buenos y decididos mordiscos y dejarlo
en la boca hasta que el infinito lo derrita…
jajajaja....me lo escribiste a mi???
ResponderEliminarjajaja...somos igualitas en ese sentido
Lily escribes dep...ta madre....bakan, chachipiruli jajajaja
no lo dejes que entretienes un montón.....eso si, enchula tu blog...te doy un consejo, los fondos claros con poco dibujo, acuarelados por ejemplo, colores pastel etc.....y letras oscuras son mas facil de leer y dejan mas chulo el blog.....tienes paginas donde encontrar fondos muy bonitos.....un saludo
y un besote
Hola Nati! soy horrible para manejar la tecnologia, y de blogs no se nada!
Eliminarvoy a necesitar una ciber clase o algo asi. otra amiga q tiene su blog bellisimo tambien me ofrecio ayuda, pero mi problema es el tiempo, el timpo libre...
muchos abrazos amiga y gracias por todos tus consejos y comentarios!
(PD: recien vengo a cachar q habia la opcion "respuesta" aqui mismito)